La aparición de los primeros dientes marca un antes y un después. Poco a poco, podrás introducir en la alimentación de tu hijo nuevos alimentos y texturas más espesas: desde la papilla ligera, al puré batido o machacado... ¡[email protected] a la aventura de los nuevos sabores!
En esta etapa tu bebé crece deprisa: su talla y su peso varían notablemente de un mes a otro, y, por ello, necesita un mayor aporte de nutrientes y calorías. Sus necesidades diarias de energía aumentan de las 550 kcal/ día del 1er mes de vida, a las 765 kcal/día del 6º mes, hasta las 1050 kcal/día a los 12 meses. Además de porque aprende a masticar, ésta es una de las principales razones para introducir nuevos alimentos en su dieta las texturas semisólidas del puré, y darle un aporte de leche o lácteos debe ser al menos el equivalente a 500 ml/día para cubrir sus necesidades de calcio.
La introducción de alimentos es una etapa apasionante del bebé, ¡pero sigue de cerca los consejos de tu pediatra!
7 meses:
Cereales con gluten. Llega el trigo, la cebada, el centeno, mijo, sorgo y avena, combinados con fruta y verduras. Empieza substituyendo progresivamente una cucharada de los cereales habituales por una con gluten hasta hacer toda la papilla con gluten. Otra opción añadir 2-3 galletas, pero sin huevo ni ingredientes que todavía no hayas incluido en su dieta. También puedes combinarlos con yogur... ¡y crear nuevas recetas que sin duda le encantarán a tu hijo!
A partir de los 8 meses:
Puedes cambiar la textura de la papilla o purés finos aplastando la comida con el tenedor. También es hora de probar el tomate (hervido sin piel ni semillas) y el yogur natural, una excelente fuente de proteínas, calcio, vitaminas y minerales que favorece el desarrollo de una flora intestinal beneficiosa. A la hora de comer, potencia la autonomía de tu bebé: deja que coja los alimentos blandos con la mano: verás cómo se los lleva a la boca y trata de masticarlos.
Los 9 meses:
Traen a la dieta coles, repollo, remolacha, apio y nabos, ¡y el pescado blanco! Lenguado, la merluza, el gallo... incluidos en los purés de verdura y en poca cantidad para controlar posibles alergias. Fresco o congelado, el pescado tiene un alto contenido en nutrientes como yodo, proteínas, fósforo, calcio... y gran cantidad de ácidos grasos poliinsaturados omega-3. También llegan los preparados con sémola de maíz y la pasta de sopa fina semitriturada.